Hace unos días, mientras me tomaba una simple selfie, alguien me dijo: “le pusiste filtro, ¿verdad?”. Negué con seguridad, pero algo me hizo dudar. Revisé la configuración de mi cámara y, efectivamente, traía activada una función de belleza automática. Sin haberlo notado, mi propio teléfono me mostraba una versión suavizada de mí. ¿Cuántas veces hemos creído que nos vemos como en las fotos? ¿Cuántas veces nos comparamos con imágenes que ni siquiera son reales?
Vivimos en una era donde el cuerpo se expone, se compara, se mide y se “mejora” con un click. En redes sociales abundan figuras perfectas, iluminaciones estratégicas y filtros que borran todo lo que se considera un “defecto”. Y lo preocupante no es la edición, sino la forma en la que eso ha empezado a moldear la percepción de quienes somos y cuánto valemos.
En el programa EL VALOR DE TU SONRISA, conversé con la psicóloga Monserrat Conde Guidie sobre este tema, y sus palabras fueron tan claras como necesarias: “La autoestima corporal es cómo nos percibimos física y emocionalmente, y puede distorsionarse cuando la única validación que buscamos es la que nos dan las redes sociales”.
Likes, emojis, comentarios… todo eso se convierte en un refuerzo, un aplauso digital que puede alimentar una necesidad profunda de aceptación.
Y entonces ya no subimos una foto por compartir un momento, sino para recibir aprobación. ¿Quién soy si no le gustó a nadie? ¿Cuánto valgo si no me comentaron “qué guapa”?
La psicóloga Conde Guidie explicó que no todas las personas lo viven así. Hay historias de vida, rechazos pasados, entornos familiares críticos o vacíos afectivos que hacen a algunos más vulnerables. Pero si alguien empieza a medir su valía personal en función de la respuesta que dan sus publicaciones en redes, ahí hay una señal de alerta.
¿Y qué hacemos como sociedad? Aplaudimos cuerpos irreales, nos burlamos de lo diferente, compartimos memes crueles, damos likes al antes y después, este tipo de raciones a mí me parece “impactante”, y seguimos promoviendo estándares estéticos inalcanzables. Todo esto, mientras decimos “quiérete cómo eres” pero siempre con el filtro activado.
Reflexionar sobre esto no es solo una moda ni un discurso de autoayuda. No hay un solo cuerpo ideal. Hay millones de cuerpos reales, con historias, texturas, cicatrices, marcas y belleza genuina.
La solución no está en satanizar las redes sociales. Está en usarlas con conciencia. En elegir qué mensajes promovemos, en hablar de salud y no solo de estética, en enseñar a las nuevas generaciones a quererse más allá del espejo. Porque la verdadera autoestima corporal no nace en la cámara frontal ni de un filtro. Nace en cómo nos hablamos, en cómo nos tratamos y en la comodidad con la que habitamos nuestro cuerpo.
Y si tú, que estás leyendo esto, te has sentido atrapado en esa presión por lucir perfecto, quiero decirte algo: no estás solo.
Buscar ayuda profesional no es señal de debilidad. Al contrario, es un acto de valentía. Existen psicólogos, terapeutas, nutricionistas y redes de apoyo que pueden ayudarte a mirarte con más compasión y menos juicio.
Si te interesa seguir escuchando más sobre estos temas no te pierdas:
¨El valor de tu sonrisa¨
Con Cristel Nerina
Conductora y productora
Jueves 5:00 p.m. por Radio Hit 92.3 FM y redes sociales.
